domingo, abril 08, 2007

Si hay algo chungo de quedarse solo, aparte de la soledad en su redundancia o las esperas a que se cargue la batería de tu consola nueva (sí, para eso curro), es que no te guste lo que cocines.

Asi que me voy a ahorrar la receta de leche frita al té que había preparado para Semana Santa, hasta que la perfeccione o su ingestión me haga fenecer lenta y agónicamente en una retahíla de quejidos polísilabos que hagan de la lectura de mis memorias una experiencia desasegadora, frustrante y odiofílica.